Cuando llegas a Australia, sueñas con ese día: el momento en que te conviertes oficialmente en ciudadano australiano. El camino no es corto —visas, Skills Assessment, residencia permanente, trámites, traducciones NAATI— pero cuando finalmente te llaman para la ceremonia de ciudadanía, todo cobra sentido.

Hay trámites que ponen a prueba tu paciencia… y después está sacar el pasaporte australiano. Yo creí que iba a ser un proceso rápido: foto, formulario, pago, entrega… ¡listo! Pero no. Australia siempre tiene una forma muy particular de recordarte que aquí las reglas son las reglas, incluso para una simple fotografía.

El mundo laboral cambió. Los reclutadores usan inteligencia artificial, los sistemas ATS (Applicant Tracking Systems) filtran miles de candidatos, y cada día es más difícil destacar entre tanto talento.